En esta entrevista, la presidenta del Govern de les Illes Balears, Francina Armengol i Socías (ES/PSE) responde a seis preguntas sobre el uso sostenible de los recursos naturales en las islas mediterráneas. Francina Armengol insta a la Comisión Europea a elaborar una nueva estrategia para adaptar mejor las políticas y los mecanismos de financiación de la UE a las particularidades de las islas del Mediterráneo con el fin de aumentar su resiliencia ante catástrofes naturales y crisis sanitarias como la pandemia de COVID-19. Estas propuestas se recogen en el Dictamen del CDR titulado Hacia un uso sostenible de los recursos naturales en el contexto insular mediterráneo , que está previsto aprobar en el pleno de los días 12 a 14 de octubre de 2020.
La sostenibilidad es un elemento fundamental del Dictamen que está usted elaborando para el próximo pleno del Comité Europeo de las Regiones. En el contexto del Pacto Verde Europeo, ¿qué cuestiones resultan especialmente pertinentes para las islas del Mediterráneo?
Celebro la iniciativa de la Comisión Europea de avanzar hacia la neutralidad climática a través del Pacto Verde Europeo y mediante un marco para una transición justa que permita que las islas mediterráneas se desarrollen socioeconómicamente y lo hagan en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La mayoría de los habitantes insulares de la UE vive en islas mediterráneas. La excepcional riqueza de los ecosistemas mediterráneos y su especial vulnerabilidad al desarrollo socioeconómico y al cambio climático hacen que la gestión sostenible de los frágiles recursos naturales de estas islas suponga un reto crucial. Cabe señalar que, desde el año 2000, las Islas Baleares han perdido 22 puntos porcentuales en su convergencia con la media europea del PIB per capita a pesar de que el número de turistas se ha duplicado en ese mismo período. Recibimos muchos más visitantes pero no somos más prósperos, lo que muestra a las claras que nuestro modelo presenta un problema estructural que, en parte, podríamos resolver reforzando la protección del medio ambiente y acometiendo reformas estructurales para aumentar la calidad de nuestros servicios y diversificar más nuestras actividades económicas.
Las Islas Baleares se sitúan a la vanguardia de la sostenibilidad en el Mediterráneo. ¿Están los entes regionales mejor situados que los gobiernos nacionales para desempeñar ese papel de pioneros?
Sin ninguna duda. De hecho, el Parlament de les Illes Balears aprobó el año pasado dos Leyes muy importantes que van en esa dirección. Por una parte, hemos prohibido gran variedad de productos de un solo uso mediante una primera Ley autonómica de residuos y suelos contaminados que tendrá un profundo impacto en la prevención de generación de residuos. En otro frente, se prevé que la nueva Ley de cambio climático y transición energética acelere considerablemente el despliegue de fuentes de energía renovables en nuestras islas. Perseguimos el objetivo es seguir impulsando nuestro papel pionero en estrecha cooperación con otras islas del Mediterráneo para intercambiar buenas prácticas y políticas, así como ampliar alianzas como Med Insulae, constituida por Cerdeña, Córcega, Gozo y las Islas Baleares.
Sin duda, la erupción de la pandemia de COVID-19 ha sacado a la luz algunos puntos débiles de nuestra sociedad. ¿Qué impacto ha tenido la pandemia en las Islas Baleares hasta la fecha?
La crisis sanitaria provocada por la COVID-19 ha puesto de relieve la especial vulnerabilidad de los territorios insulares, que cuentan con recursos escasos. La propagación mundial de la COVID-19 también está afectando profundamente a las economías mediterráneas, la mayoría de las cuales dependen en gran medida del turismo y de los servicios asociados a él. En ese sentido, nuestra elevada especialización en el sector turístico hace que nuestra economía sea más frágil y vulnerable que las economías continentales. Además, la COVID-19 ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de nuestros sistemas agroalimentarios. Por ello instamos a la Comisión Europea y a los Estados miembros a que planteen nuevas propuestas e inversiones para mejorar la resiliencia de los sistemas agroalimentarios de las islas del Mediterráneo y aumentar su grado de soberanía alimentaria, de modo que la producción de alimentos sea suficiente para afrontar mejor eventualidades —ya sean desastres naturales, conflictos político-sociales o crisis sanitarias como la COVID-19— que imposibiliten el suministro desde el exterior;
¿Han podido intercambiar buenas prácticas con otras islas mediterráneas durante la crisis? ¿Qué papel cree que debe desempeñar la Unión Europea en este proceso, especialmente en el contexto de un futuro más saludable y sostenible?
Consideramos fundamental intercambiar información y buenas prácticas con nuestros socios mediterráneos y estamos trabajando en esa dirección, en particular respecto de la gestión de nuestros sectores de transporte y salud, entre otros ámbitos. Además, nos gustaría que la Comisión Europea elabore una estrategia para las islas del Mediterráneo que tenga en cuenta sus características y vulnerabilidades específicas, y que se fortalezca la asociación entre estos territorios, los Estados miembros y la UE mediante acciones concretas y coordinadas.
Las islas mediterráneas son un importante foco turístico, y la COVID-19 ha hecho que las cuestiones económicas, sociales y de gestión sanitaria relacionadas con el funcionamiento de nuestro mundo pasen a ocupar el primer plano en detrimento de la sostenibilidad ambiental. ¿Dónde cree que está el punto de equilibrio adecuado y cuál debería ser el papel de los entes regionales?
Es evidente que los entes regionales necesitan el apoyo de las instituciones europeas, y por ello pedimos a la Comisión Europea que adopte un plan estratégico plurianual para el desarrollo económico, social y medioambiental sostenible de las islas europeas del Mediterráneo.
¿Cuáles son sus propuestas concretas para el futuro de las islas mediterráneas, también en el contexto del Pacto Verde Europeo?
Instamos a la Comisión Europea a que elabore una estrategia para las islas del Mediterráneo en cooperación con los Estados miembros, las representaciones permanentes en Bruselas y los entes locales y regionales. La estrategia deberá aplicar correcta y eficazmente el artículo 174 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE) , que —en relación con el papel de la UE para reforzar la cohesión económica, social y territorial de la Unión y para reducir las diferencias— establece que «se prestará especial atención [...] a las regiones insulares». En el marco de dicha estrategia, las diferentes políticas europeas y los mecanismos de financiación de la UE existentes deberán adaptarse mejor a las circunstancias reales de las islas mediterráneas para ayudarlas a afrontar situaciones imprevistas: por ejemplo, catástrofes naturales o crisis sanitarias como la pandemia de COVID-19. Consideramos que esta nueva estrategia para las islas del Mediterráneo debería incorporar planes de acción específicos en ámbitos clave como el sector agroalimentario y contemplar la mejora de nuestra estructura productiva y de la gestión sostenible de la pesca, así como instituir nuevas zonas marinas protegidas para preservar la biodiversidad y aumentar la sostenibilidad de los recursos naturales de estas islas.
Desde el Govern de les Illes Balears nos alineamos plenamente con los objetivos del Pacto Verde Europeo. En ese sentido, en 2018 promulgamos un Decreto sobre la conservación de la Posidonia oceanica , una planta marina endémica del Mediterráneo (Decreto 20/2018, de 27 de julio). El Decreto prohíbe el fondeo de embarcaciones sobre Posidonia oceanica y cualquier otra actividad que pueda dañarla. También regula el uso de los restos de Posidonia muerta y, para dirigir mejor las acciones de sostenibilidad, delimita las praderas de Posidonia en función de su estado de conservación.
En el Govern de les Illes Balears nos comprometemos a seguir impulsando todas las medidas que sean necesarias para apoyar el Pacto Verde Europeo y contribuir a alcanzar la neutralidad climática de aquí a 2050.
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